miércoles, 14 de marzo de 2012

Motivación y refuerzo en el aprendizaje




Motivación y refuerzo representan las bases respectivamente, de comportamientos no aprendidos y aprendidos.
La motivación se define como el  impulso de un animal a realizar una acción. De hecho, sin motivación, es imposible que se produzca una conducta natural.
El refuerzo es la base de los fenómenos complejos de aprendizaje que se realizan en el condicionamiento operante o instrumental.
Los fenómenos del aprendizaje más básicos, como los que se realizan en el condicionamiento clásico, consiguen que el perro aprenda fácilmente, pero se trata de respuestas sencillas a estímulos y no implican una colaboración activa del perro.
Más interesantes son los fenómenos de aprendizaje activo que se basan en el condicionamiento operante y en la utilización de refuerzos para la realización de una actividad deseada.

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En los últimos años la atención se ha focalizado en otros aspectos más complejos del aprendizaje, buscando cada vez más formas de aprendizaje más colaborativas por parte del animal.
De esta forma el animal se considera sujeto en su aprendizaje y no objeto. Considerando este punto de vista, los fenómenos del aprendizaje complejo han atraído más la atención y se han demostrado más útiles en la puesta en marcha de un tipo de aprendizaje más generalizado y duradero.
Para aprender de forma satisfactoria, es necesaria la interacción de varios factores: la habilidad, la actitud y la impulsividad.
La habilidad es un equipamiento genético del perro, se trata de capacidades sensorias y motrices del animal que se perfeccionan a través de la actitud. El impulso está representado por la motivación.
Hay diferentes tipos de impulso que podemos utilizar a nuestra ventaja para reforzar comportamientos deseados:
Impulso de presa
Impulso de comida
Impulso de manada
Impulso de defensa
Impulso de juego
Estos impulso aparecen por si mismos en el cachorro y pueden utilizarse como refuerzo de la motivación a cumplir una determinada acción.  Por ejemplo podemos utilizar el instinto de presa del animal para que nos traiga un objeto.
El concepto de motivación está estrictamente relacionado con el concepto de aprendizaje complejo, en el cual es el animal mismo que pone en marcha estrategias para lograr su mismo aprendizaje (aprender a aprender o auto motivación). Este proceso no se basa en el aprendizaje estímulo-respuesta, si no por estímulo-proceso interno-respuesta. En este sentido aprender no es un proceso mecánico, si no es comprender. Para comprender es importante relacionar y comparar lo nuevo con lo que ya se conoce.
La ventaja del aprendizaje cognitivo es que se refuerza a si mismo y puede llegar a no necesitar refuerzos externos: el refuerzo será simplemente conseguir algo deseado.
“Si yo estoy motivado a cumplir una acción porque considero que para mi tiene consecuencias positivas o simplemente porque me provoca placer, un reforzador podrá utilizarse para aumentar mis expectativas porque aumentará mi motivación. Pero si mi motivación es alta, se podrán eliminar los reforzadores externos”. 
En otras palabras la conducta depende de la intensidad de la motivación pero también podemos aumentarla utilizando un incentivo.
Otro importante parámetro a incluir es cierto grado de frustración, importante para que el animal pueda ponerse retos y aumentar su confianza en el momento de superarlos. Es importante enseñar al animal a enfrentarse a situaciones lo más variadas posible, así que sepa superarlas., pero además de la variabilidad es importante que puedan determinar una generalización por parte del animal que por ejemplo podrá aprender una acción y utilizarla en situaciones diferentes. Debemos darles las herramientas que necesitan a través de un buen adiestramiento básico y de la presentación de estímulos que empujen el animal a solucionar problemas. Es cierto que proteger demasiado a nuestros animales solo tendrá como consecuencia la creación de individuos débiles, demasiado dependientes y a riesgo de desarrollar patologías de comportamiento. Lo mejor es estimular el animal desde sus primeros meses o, siguiendo algunos protocolos, semanas. La cosa importante es plantear al animal retos que pueda superar con cierta dificultas y empujarlo a reintentarlo después de un eventual fracaso. Cierto grado de frustración será la base por un nuevo intento exitoso.
Diferentes estudios confirman que si el animal conoce la fuente de estrés será más preparado a combatirlo. La experiencia pasada juega un papel importante en los niveles hormonales de estrés como demuestran estudios en ratas. En estos experimentos las ratas presentaban niveles hormonales condicionados por estrés, menores si se esperaban y ya habían experimentado la situación negativa que iba a pasar.
La situación más estresante para un animal es aquella sobre la cual no tiene el control, y en la cual no puede predecir que va a pasar (Luescher, 2.002).
En definitiva “equipar” a nuestros animales con un abanico amplio de experiencias hace que sean más preparados y seguros de ellos mismos en diferentes situaciones de su vida y puedan superarlas con niveles menores de estrés. 

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