jueves, 11 de octubre de 2012

Saber poner límites: educación básica





Cada sociedad por funcionar con éxito necesita establecer unas reglas de convivencia, unos límites que permitan ser concientes de cuál es el espacio vital del otro por respetarlo. De esto se trata cuando un nuevo miembro de la familia se incorpora, sobre todo si tiene… cuatro patas y una colita…A algunos propietarios parece como “antinatural” tener que enseñar a un animal como debe comportarse porque quizás piensen que es una especie de crueldad, una imposición por parte del hombre sobre el animal. Esto no es cierto: conocer las reglas hace que el perro adquiera poder de previsión sobre su ambiente, sepa como comportarse en cada situación y así reduce el estrés. Si conducimos por una carretera que conocemos nos sentiremos más seguros y no nos equivocaremos. Lo mismo es cuando un perro se encuentra delante de una elección: si sabe como comportarse, si conoce la carretera, será más tranquilo y confiado.

La educación y las órdenes
La educación es hacer que el cachorro aprenda los buenos modales para vivir en sociedad con el humano. Estas reglas van desde saber cual es su espacio, como comportarse con la comida, con sus juguetes, cuando lo tocamos o lo cogemos, como reaccionar con los extraños, sus compañeros de juego, durante un paseo…
Toda esta información es importante que se aprenda desde los primeros días y se recuerde y mantenga durante toda la vida del perro. Enseñar las órdenes básicas puede ser una maravillosa herramienta para que nuestro nuevo amigo aprenda, para poderlo controlar y comunicarnos con él en todas las circunstancias.

Cómo enseñar las órdenes
Loa animales no pueden entender el lenguaje humano. Por hacerlo deben aprenderlo. Si a un cachorro le decimos “siéntate” o “ven aquí” sin que antes le hayamos enseñado el significado de estas expresiones, lo más seguro es que no nos entienda. Es como si alguien nos estuviese hablando en un idioma que no conocemos. Los animales aprenden por asociación. Lo que debemos hacer es premiar en el momento exacto en el cual el animal hace algo que queremos. Imaginemos que hemos llegado a casa y queremos enseñarle a no saltarnos encima. Siempre tendremos a manos los extraordinarios premios en una bolsita que nos ayudarán en nuestra tarea de adiestradores. En el momento en el cual el perro se sienta al suelo, después del salto, lo premiamos y no le damos nada cuando nos salta encima, intentando apartarnos de él. Después de unas pocas repeticiones el perro habrá aprendido “si me siento  llega el premio y si salto no llega nada”. En este momento se sentará ante nosotros para obtener el premio. A este punto empezaremos a introducir la palabra “sentado” para que la asocie con la acción que le hemos enseñado. 
Es importante que los primeros ejercicios se hagan en un lugar familiar para el animal y tranquilo para que pueda centrar su atención en nosotros sin otras distracciones.




Las órdenes que debe aprender un perro
Cada propietario puede tener la necesidad de enseñar órdenes diferentes a su animal para que pueda utilizarlas en el día a día.  Sin embargo hay algunas órdenes básicas que es importante enseñar al animal para controlarlo y que él entienda qué le estamos pidiendo. A continuación mostramos algunos ejemplos de cómo se puede empezar con las órdenes básicas, aunque podemos introducir variaciones en base a la respuesta del animal, siempre que se basen en la presentación de refuerzos positivos. Nunca castigaremos al perro que no aprenda: el castigo aumentará el estrés y limitará el aprendizaje y la confianza del perro en nosotros.

Mira
Esta orden es muy importante porque permite que el animal se concentre en nosotros y aprenda que siempre pasa algo bueno cuando nos hace caso. Que nos haga caso es lo primero porque si no se fija en nosotros no podremos enseñarle nada.
Debemos practicar este ejercicio con un recurso que sea muy valioso para el perro, por ejemplo la comida. En este caso también aprenderá a no proteger la comida porque aprende que no se la vamos a quitar.
Con un poco de comida captamos su atención y hacemos que nos mire a los ojos desplazándola cerca de ellos. En el momento en el cual el perro nos mira, le damos la comida y lo felicitamos. Cuando vemos que ya lo hace bien, por ejemplo después de unas diez veces, introducimos la orden verbal “mira” para que asocie la acción a la palabra. Vamos aumentando despacio el tiempo y la distancia y después introducimos las variaciones de contexto.

Sentado
Esta orden es importante para controlar al perro por ejemplo si vienen visitas a casa y en general en todas las ocasiones. Se puede utilizar siempre que queramos premiar al perro, con comida, juguetes o antes de salir.
Con un premio o un juguete en la mano, atraemos la atención del perro, levantamos la mano hacia arriba y atrás para que si la sigue se deba sentar. A este punto premiamos. Cuando ya ha aprendido que hay que hacer para recibir el premio, introducimos la palabra “sentado” para que la asocie a la acción. Al final generalizamos el ejercicio en lugares diferentes.

Tumbado
También se utiliza para controlar al animal o para que se quede tranquilo en una situación en la cual por ejemplo tiene que esperarnos.
Se parte de la posición de “sentado” y se captura la atención del perro con un premio. Se mueve la mano del hocico del perro hacia el suelo en medio de las patas delanteras. Cuando el animal se tumbe recibirá el premio. Cuando vemos que el perro se tumba con el sistema anterior, introducimos la orden “tumbado” para que asocie la palabra.

Ven
Representa una orden muy importante para controlar al perro en diferentes situaciones. Lo más importante es que el perro entienda que cada vez que lo llamamos hay algo positivo que lo espera: un juguete, premios, juego y caricias. Es muy importante que el perro esté muy motivado a venir, más que lo que pueda motivarlo cualquier otro estímulo. Por esta razón es importante conocer a cada animal y lo que lo motiva más para competir con su curiosidad por el ambiente. Si el perro no acude a la llamada las primeras veces es muy importante no castigarlo e ir a por él sin repetir la orden para que no la asocie a nada negativo.
Para practicar esta orden, se puede empezar con la correa puesta o con una persona que sujete al perro en un ambiente más pequeño. Nos agachamos y lo llamamos por su nombre o simplemente decimos “ven”. Cuando acude lo felicitamos muy efusivamente. Es importante realizar muchas repeticiones, aumentando la distancia y al final cambiando de sitio, por ejemplo un parque conocido en un horario más tranquilo. Debemos practicar esta orden muchas veces sin necesidad, para que el animal aprenda que no solo lo llamamos para que se acabe el paseo o impedirle hacer algo que quiere. Debe sentirse más recompensado al acudir que en hacer lo que desea.

Quieto
Es una orden muy importante para controlar al perro a distancia y en situaciones peligrosas.
Se practica en dos fases: una primera fase en la que se enseña la orden “quieto” y una segunda en la que nos alejamos muy despacio y a poca distancia, aumentando poco a poco según las reacciones del perro.
En la primera fase nos aseguramos que el perro esté tranquilo sentado y en un ambiente tranquilo sin distracciones. Nos ponemos en frente a él con la palma de la mano delante de su hocico y le pedimos “quieto”. Si no se mueve por algunos segundos le damos el premio. Repetimos hasta que no percibimos que la orden es clara, y aumentamos un poco el tiempo antes de dar la recompensa, pero siempre muy despacio y sin cansar mucho al animal.
En la segunda fase empezamos a hacer un paso atrás y aumentamos el tiempo en que el perro debe permanecer quieto y concentrado. Le damos el premio si se queda en la posición y lo liberamos para que recupere su energía. Es muy importante ir despacio para que el animal mantenga la concentración. Cuando estamos seguros podemos aumentar distancias y tiempos.

Obviamente existen muchísimas órdenes diferentes, pero algunas son menos útiles que otras en obtener el control y la atención de nuestro perro. A estas órdenes se debería dar prioridad considerando que pueden ayudarnos y sacarnos de situaciones indeseadas y hasta peligrosas.




Las herramientas básicas
Todo lo que necesitaremos para empezar un buen adiestramiento en positivo será:
Una bolsa llena de suculentos premios (tipo riñonera para tener más libertad de movimiento)
Sus juguetes favoritos
Una correa de aproximadamente 1,5 metros
Un collar de cabeza
Paciencia y coherencia

Utilizaremos un collar normal, de nylon o de cuero pero nunca los de púas o de ahogo. Estas herramientas, además de parecer instrumentos de tortura de siglos pasados, pueden tener un efecto desastroso sobre el aprendizaje del perro. Como hemos dicho el perro aprende por asociación y puede ser que lo tiremos en el momento en el cual quiere ir a saludar a otro perro. En pocas repeticiones podría asociar el dolor a la vista del otro animal desarrollando comportamientos hostiles. Este es sólo un ejemplo, pero importante para entender que el dolor y las experiencias negativas y estresantes sólo generan conflictos difíciles de resolver después.
El collar de cabeza puede resultar útil para que el perro aprenda a andar a nuestro lado, Su diseño permite que si el perro tira, su cabeza se girará a otro lado impidiéndole proceder. Son eficaces y no causan dolor al animal, aunque no dejan de ser una herramienta de trabajo y debemos usarlos sólo durante el entrenamiento.
Las correas extensibles son otro punto de desacuerdo. Si la correa es una forma de prevención y control, las correas extensibles no responden a estos criterios y no nos permiten ni educar ni tener control en una situación de emergencia. Una correa que deje al perro libre de olfatear y de caminar a nuestro lado, es suficiente y nos permite respetar el espacio de los demás durante los paseos.


Cuando empezar
Nunca es demasiado pronto. El cachorro recién llegado es perfectamente capaz de aprender cualquier cosa, a pacto que se haga con los métodos adecuados. Muchos cachorros que acaban de llegar al nuevo ambiente necesitan un tiempo para familiarizarse. Debemos darle la bienvenida sin demasiado ruido, en un ambiente lo más posible tranquilo y relajado para que no se asuste. Cuando nos damos cuenta que se ha adaptado, olfateado y familiarizado con el ambiente, ya será el momento de establecer los límites y las reglas, que deberán ser respetadas por ambos de forma clara y coherente.
En principio es importante no hacer sesiones muy largas, máximo diez minutos. Si vemos que el animal no se concentra lo dejamos libre, jugamos un poco y volvemos a empezar.




10 errores frecuentes
No aplicamos pautas de educación desde el principio.
No sabemos premiar a tiempo los comportamientos deseados.
Castigamos de forma incorrecta.
Damos órdenes confusas o incorrectas.
No somos coherentes, premiamos o castigamos solo algunas veces.
Hablamos al animal como si fuera un niño.
Los miembros de la familia no están de acuerdo, algunos son más o menos permisivos.
No seguimos una rutina.
No enseñamos órdenes básicas.
Seguimos consejos de personas inexpertas.











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