viernes, 18 de mayo de 2012

Un perro: ¿Qué perro?




Hacer una buena elección es un punto fundamental para el futuro dueño de una mascota. Indudablemente el primer paso es estar seguro de poder y querer un animal para compartir nuestra vida, recordando que se trata de una responsabilidad que no se debe infravalorar. Se trata de una relación a dos sentidos: es verdad que las decisiones las toma el humano, pero debe recordar que al otro lado está un ser vivo que no elige, solo responde como puede a nuestra actitud hacia él. Aunque se trate de un moloso de 30 kilos, en este sentido es un animal indefenso…


¿Por qué un perro?
Las razones por las cuales alguien quiere adquirir un perro son tantas cuantos dueños de perro existan. Cada uno tiene sus razones, sus experiencias, sus deseos y expectativas, algunas lícitas y algunas menos, pero todo llega al mismo punto: el establecimiento de una relación. Esta relación puede ser más o menos buena considerando los criterios que adoptemos en la decisión. Por ejemplo: querer un perro porque está de moda, porque lo quiere el niño o para mejorar al propia imagen no representa un buen comienzo, sobre todo porque estas razones, a parte de tener un fuerte componente de egoísmo, no se centran en nuestra relación con el animal, sino en nosotros y la imagen que queremos dar. Es evidente que casi siempre queremos satisfacer una necesidad propia en adquirir un animal, pero es indispensable también una parte de altruismo, amor, dedicación y paciencia. Así que satisfacer un capricho pasajero seguramente no es un buen comienzo.
Si en cambio queremos un compañero, un ser que comparta nuestras experiencias y nuestras vidas ayudándonos a ser más sociales, más abiertos y generosos, en este caso ¡Adelante!, tenemos buenos números para ser un buen dueño de una mascota. 

¿Qué perro?
Cada persona es un mundo y vive en un mundo que percibe de forma diferente de los demás. Es evidente, entonces, que también en la relación con un animal cada uno busque algo diferente que responda a su necesidad.
Esta afirmación es confirmada por la misma historia del perro: desde los ancestros se han ido seleccionando individuos y razas cada vez más fantasiosas y con características tan diferentes que a veces cuesta entender que pertenezcan a la misma especie.
Así que, aunque estemos pensando en adquirir un perro la cantidad de elecciones que se nos presentan son casi infinitas.
Lo que puede ayudarnos en la elección es ser un poco psicólogos y pensar en cómo somos realmente, nuestra forma de ser, nuestra vida y maneras de vivir. Este análisis nos ayudará a tener una visión correcta de nosotros con un perro. Es evidente que existe una diferencia entre cómo somos en realidad y cómo pensamos de ser. Este ejercicio nos ayudará a tomar decisiones correctas.

Persona y animal


A la hora de la verdad cada uno debe escoger con corazón y cabeza.  
Hay razas que por su apariencia capturan nuestra imaginación y simplemente con mirarlas nos llevan a pensar en diferentes situaciones y lugares. Este parámetro “estético” puede aplicarse a pacto que consideremos también otras cuestiones, relativas al carácter, al manejo y al ambiente.

Carácter: la raza es importante pero lo es más la educación

·        La excitabilidad: representa un factor a considerar sobre todo en caso de presencia de personas ancianas o de vivir en una comunidad de vecinos sensible a los ladridos, considerando que esta característica es típica de razas pequeñas y se acompaña a ladridos intempestivos.

·        La tolerancia hacia los niños: hay razas de perro que manifiestan intolerancia en ser tocados de forma indelicada y manifiestan esta intolerancia avisando con gruñidos y, si ignorados, pueden pasar a la acción. Es evidente que los niños representan un problema con su exhuberancia y sus movimientos imprevisibles y además sus manifestaciones de cariño a veces poco delicadas. Hay animales que simplemente se alejan si ven a un niño, considerando que es fuente de problemas. Pero, si un animal avisa es oportuno que se le haga caso y no se le provoque, sobre todo si es un animal de gran tamaño. Es evidente que no se puede generalizar porque cada perro es un mundo, pero si consideramos las inclinaciones de raza, podemos trazar unas líneas que nos indican que hay algunas más tolerantes y algunas menos. Entre las más tolerantes sin duda hay el Labrador y el Goleen Retriever, Beagle, Boxer. En general mejor una raza medio-grande que pueda soportar los tirones de cola y orejas, las uñas y los dedos en los ojos, respeto a una pequeña, más delicada y que puede hacerse daño más fácilmente. La cosa importante es que los padres estén ahí a explicar al niño que el perro es un ser vivo y pueden hacerle daño y la forma correcta de jugar y relacionarse. En fin apuntar el cachorro a clases de socialización en las cuales haya niños de diferentes edades es genial para que aprendan a socializarse de forma correcta.

·        La capacidad de aprendizaje: esta característica se confunde a menudo con la inteligencia. Que un perro no tenga la misma inclinación en aprender “trucos” no significa que no sea inteligente a su manera. También es verdad que hoy en día aún no sabemos definir la inteligencia en el perro, pero es importante dejarle un poco de margen antes de ponerle la etiqueta de “vago” o “tontorrón”…

Manejo: conocimiento, paciencia y coherencia

·        Perros de pelo largo: en adquirir un perro debemos pensar también a nuestro hogar y a nuestra tolerancia a que no esté en perfecto orden. Es evidente que tener un animal en un hogar representa un aumento del trabajo de limpieza, sobre todo respeto a la normal pérdida de pelo y a la muda estacional en particular. Tener esta tolerancia significa no transformar al perro en una víctima de nuestras manías: es importante cepillarlo con una frecuencia adecuada a su tipo de pelo y llegar a un justo compromiso. Hay propietarios que piden que el peluquero corte el pelo muy corto aunque no se aconseje porque el pelo representa una natural defensa de la piel y del cuerpo en relación a la temperatura externa. En fin recordamos que aunque tengamos una raza de pelo corto, también tendremos el problema porque este tipo de pelo por su naturaleza tiende a penetrar en los tejidos, sofás, abrigos cojines, etc.    

·        Perros con alta necesidad de ejercicio: son razas dinámicas que necesitan liberar energía física y psíquica. Es importante estimularlos, proporcionarles juego, largos paseos y que se relacionen con la familia, las personas y sus congéneres. Necesitan un dueño dinámico y con tiempo para dedicarles. La relación con estos animales puede llegar a ser única y especial a pacto que se les trate con respeto, firmeza, dulzura y paciencia.  Razas más dinámicas y atléticas son las que pertenecen a algunas razas gigantes, como los dogos, los galgos, perros grandes y atléticos como los nórdicos, los pastores y los perros de agua. Sobre todo en las razas grandes la cantidad de ejercicio debe ser proporcionada y vigilada, durante el crecimiento para notar fallos en la alimentación y para detectar a tiempo posibles enfermedades genéticas.


Ambiente: la raza ideal para cada hogar

·        Si por ejemplo somos un poco perezosos, nos gusta la tranquilidad del hogar, no disponemos de mucho espacio y no somos el prototipo del atleta, en este caso  no podremos optar por razas grandes y con necesidad de mucho ejercicio. Mejor una raza pequeña, pero considerando que algunas son más nerviosas y tienden a ladrar. Podremos optar, por ejemplo, por un Carlino, tierno y cariñoso, un Bulldog francés, dócil, afectuso y obediente, un Lhasa Apso, afectuoso con su amo, alegre pero desconfiado con los extraños. En todo caso, aunque no sean razas deportivas, es indispensable proporcionarles paseos y que se relacionen con otros perros, cosa que también ayudarán al propietario más sedentario a hacer un poco de actividad física.    

·        Si disponemos de jardín o espacio exterior, podemos optar por una raza más grande, aunque siempre debemos recordar que un perro  no puede dejarse en el jardín olvidado. Los perros son animales sociales, necesitan ser parte de la familia y formar lazos con los representantes de su manada humana. Es importante, además, que el perro se relacione con otros perros para su correcta maduración y que aprenda a utilizar correctamente las señales de su especie. Hay razas que necesitan mucho ejercicio, así que en caso de animales de tamaño grande, en general serán importantes paseos largo y juego para que desahoguen su energía. Las razas apropiadas para propietarios activos y dinámicos son razas atléticas, perros de caza, Retriever, Pastores, Belga, Alemán, Rottweiler, Dogo Argentino, los Terrier.  

A parte las necesidades de espacio debemos considerar la presencia de niños y su edad. Un niño muy pequeño no sabrá relacionarse de forma correcta con un perro y lo ideal sería que se criaran juntos, siempre bajo la supervisión de un adulto. Las razas que más se pueden asociar a la presencia de niños son razas tolerantes, dóciles y pacientes como los labradores, Shnauzer miniatura y Beagle. En cuanto los niños crezcan, será importante que aprendan señales corrientes de adiestramiento y reglas básicas de convivencia.


Si pensamos en adoptar un perro de una perrera o refugio, sería interesante tener un poco de experiencia previa con animales o, por lo menos, asesorarse bien con un profesional y trabajar en estricto contacto con el personal de la estructura que conoce al perro y podrá ayudarnos más que nadie.


Conocer a fondo la raza que queremos adquirir nos puede ayudar en la decisión y a veces puede hacer que cambiemos de idea. También nos ayudará cuando ya tengamos en casa nuestro amigo para tratarlo de la forma correcta.
Por ejemplo algunos perros tienen la tendencia a cavar agujeros en el jardín o a destrozar cosas. En algunos casos se trata de falta de atención y ejercicio por parte del propietario, en otros a las inclinaciones de los animales, como en el caso del Husky siberiano (quizás por su baja inclinación natural hacia el juego), o los terriers por “deformación profesional”.


Aprender a interpretar el lenguaje del perro
Sea cual sea la raza la forma más adecuada de empezar una relación con un animal es conocer su lenguaje y su forma de ser y comunicar. Cualquier perro si mal interpretado y no correctamente educado corre el riesgo de desarrollar problemas que pueden repercutir sobre su bienestar y la armonía familiar. Para ello se aconseja a los nuevos propietarios que aprendan cuanto más posible sobre el perro y la raza que van a introducir en su familia. En  los últimos años cada vez más se organizan seminarios y clases para propietarios y cachorros con el objetivo de prevenir todos posibles problemas de convivencia. Sería muy interesante que toda la familia asistiese a estas clases durante los primeros meses y se asesorase con un profesional antes de adquirir un perro.

A cada personalidad un nombre de perro
Numerosos estudios psicológicos sugieren que cada persona hace su elección en relación a su carácter. En muchos anuncios, películas y programas televisivos se pone en evidencia como, en muchos casos, las semejanzas sean hasta físicas. Como hemos visto nuestra personalidad nos influencia a la hora de elegir el perro.  
Esta tendencia también se nota en la elección del nombre. Algunos estudios muy originales ponen en relación el nombre que damos al perro con nuestra personalidad.
Así que
·        si se escogen nombres de persona significa que tenemos la tendencia a humanizar a nuestro animal;
·        si se pone un nombre de un personaje de la infancia se intenta revocar este periodo;
·        un artista pondrá al perro  el nombre de un músico o un pintor,
·        un humorista pondrá un nombre gracioso;
·        Una persona con deseo de potencia pondrá a su animal un nombre que evoque fuerza como el de un fenómeno natural, de un personaje histórico o mitológico;
·        un viajero o aventurero un nombre de un lugar misterioso, un continente exótico, una ciudad lejana;
·        una persona con poca imaginación escogerá el nombre del perro en base a su color.


(Publicado en la revista "Perros & Compañía n.210)

martes, 15 de mayo de 2012

Cuando llega un niño...

La llegada de un bebé en una familia con perro, o de un perro en una familia con niños, siempre genera alguna preocupación. Iniciar con buen pié significa realmente poder construir una relación familiar sana y armoniosa y poder disfrutar de la compañía de un animal y que él disfrute con nosotros.
Las dudas y preocupaciones más comunes residen en las interacciones entre niño y perro y en posibles reacciones inesperadas y peligrosas del perro. En la mayoría de los casos, un perro equilibrado y sano no presentará problemas y acogerá la novedad con curiosidad. No obstante la s precauciones nunca son demasiadas y debemos considerar unos puntos fundamentales.
La entrenadora americana Jennifer Shryock ha creado un verdadero plan de educación destinado a las familias que quieren asesoramiento sobre como construir una sana relación entre el niño y el perro.





Esta entrenadora pone el acento en la importancia de la SUPERVISIÓN ACTIVA de todas las interacciones. Cuando se trata de bebé está claro que no es posible enseñarles a interactuar correctamente con el perro, así que la actuación de los padres es primordial. Jennifer ayuda a los padres a saber qué hacer antes de la llegada del bebé y a guiar sus interacciones con el perro.  

En este seminario on line (webinar) Jennifer Shryock pone muchos ejemplos de cómo podemos realizar una supervisión activa durante las interacciones entre el niño y el perro. Los padres deben entender las señales de estrés o inquietud del animal y guiar las interacciones para que el niño aprenda a acariciar al perro de la forma correcta, saber acercarse e entender al final, cuando sea mayor, el lenguaje del animal.



Antes de la llegada del bebé

Educación básica: es muy importante que los propietarios tengan un buen control del animal. Así que si no está adiestrado, es necesario hacerlo, al menos en cuanto a la educación básica.

Horarios y rutinas: antes de que nazca el bebé empezaremos a establecer unas rutinas coherentes con las que adoptaremos después. Los horarios de los paseos, la habituación a pasear con el cochecito, la presencia en casa de todos los artículos que utilizaremos para el bebé.

Acondicionar el ambiente: puede ser útil utilizar pequeñas vallas o box para poder poner el niño durante la supervisión. Comprar un intercomunicador será útil para poder cerrar la puerta del niño mientras duerme.

Cuando llega el bebé a casa

Ha llegado el momento de hacer las presentaciones. Todo debe suceder con calma, sin estrés y agitación. Es importante que el propietario tenga alguna ayuda para poder saludar al perro sin tener que coger a la vez el bebé. En caso contrario podría tener que alejar al perro que se manifieste con demasiada energía o curiosidad hacia esta novedad. Así que, una vez entrados en casa empiezan las presentaciones… Si se trata de un perro excitable, esperaremos que se calme, por ejemplo poniéndolo en otro cuarto y cuando todo esté tranquilo le dejaremos salir. Debemos actuar con calma, sin miedos o hesitaciones.  El perro podrá oler, acercarse e incluso podemos permitir algún lametazo…es importante estar muya atentos a la postura y al lenguaje gestual del perro. Si se muestra temeroso o inseguro, lo acariciaremos y encorajaremos; si vemos gruñidos o posturas rígidas, intentaremos utilizar correcciones verbales. Siempre en presencia del niño haremos que pasen cosas positivas, premios, caricias e interacciones. Nunca agitaremos al niño en el aire delante del perro para no fomentar la excitación.
En cerca de tres semanas las cosas deberían haber adquirido cierta rutina y si no ha habido problemas podemos pensar que el niño ha sido aceptado por el perro, aunque NUNCA se debe dejar solo a un perro con un niño.
Otra cosa indispensable es dedicar tiempo exclusivo al perro. Puede ser complicado conciliar las cosas, pero es importante interactuar con el perro, jugar solo con él, llevarlo de paseo y sobre todo no apartarlo de la vida de la familia. Debe ser parte de todo lo que sucede y compartirlo para poder mantener su equilibrio emocional.










Enseñar al menos la educación básica
Dejar que el perro huela al niño
Exponer gradualmente el niño al perro
Asociar experiencias agradables con la presencia  del niño
Dedicar al menos diez minutos a la interacción exclusiva con el perro










Dejar solos al niño y al perro
Aislar al perro
Reñir al perro que interacciona con el niño
Excitar al animal
Forzar el animal a la interacción