miércoles, 11 de abril de 2012

El lenguaje canino: así te habla tu perro


Todos los animales tienen la necesidad de comunicarse y recibir información del ambiente para relacionarse con él y desarrollar sus funciones. La forma de comunicarse de los animales es diferente y tiene diferentes niveles de complejidad: utilizan los sentidos para desenvolverse en el entorno con mecanismos más o menos desarrollados que en todo caso representan el resultado de millones de años de evolución. En este sentido podemos decir que cada especie tiene todo lo que necesita para sobrevivir desde el punto de vista de la comunicación. Las especies que presentan una organización social, como es el caso del perro, presentan una complejidad de lenguaje más elevada que tenemos que observar con atención e interpretar correctamente si queremos establecer una buena relación interespecífica hombre-perro.
 
Capacidad de comunicarse del perro
La primera cosa que debemos establecer son los actores de la comunicación, es decir, si los perros se comunican entre ellos o con el hombre. La comunicación entre perros no tiene dificultad alguna: utilizan los mismos lenguajes y códigos y pueden intercambiar informaciones a través de los sentidos. En esta relación pueden intervenir factores que dificultan la comunicación: un ejemplo sería cuando un perro no es correctamente socializado y no conoce los códigos de comportamiento con los de su misma especie. Hay animales que no respetan, por ejemplo, el ritual del saludo entre perros, el olfateo y las reglas de la jerarquía y por esta razón pueden presentar agresividad hacia miembros de su misma especie.
La comunicación perro-hombre es dificultada a causa del diferente código de lenguaje: no se trata solo del hecho que los perros no son capaces de hablar, sino también del hecho que nosotros los humanos, con el desarrollo del lenguaje, hemos gradualmente perdido la capacidad de interpretar signos diferentes: la comunicación verbal poco a poco ha sustituido la interpretación de gestos, olores, sonidos y sabores que por nuestros antepasados ancestrales tenían significado. Quizás es por esta razón que algunos de nosotros tienen dificultad de relación con los animales. Tomando conciencia de estos hechos, el hombre puede observar e interpretar el comportamiento del perro llegando a establecer una comunicación correcta, a pacto de conocer y respetar las reglas.
En este sentido cada persona que desee compartir su vida con un perro debe aprender estas reglas para no caer en errores que demasiado a menudo acaban en tragedia.
Nadie tiene dudas sobre la capacidad de comunicarse de los perros: ellos nos comunican su estado emocional (nerviosismo, calma, excitación, miedo), sus necesidades (salir, comer) y sus intenciones (jugar, atacar). Todo esto lo hacen utilizando su código que los humanos debemos aprender a entender.
Los perros poseen facultades excepcionales: tienen sentidos mucho más desarrollados que el hombre: son capaces de oír si su amo llega a casa, perciben olores que nosotros no somos capaces de percibir, como las secreciones corporales por ejemplo en caso de miedo o enfermedad. Según algunos estudios los perros serían capaces de prever un ataque epiléptico de personas con este tipo de enfermedad. Interpretan nuestras intenciones según nuestras posturas o acciones: saben cuando salimos y los dejamos solos, cuando los llevamos al veterinario, cuando los llevamos de paseo.
Los perros también tienen unos límites: pueden entender un restringido vocabulario de palabras, no son capaces de entender frases complejas aunque sí el tono de la voz, reaccionan a nuestros estados de ánimo de forma peculiar, no tienen consciencia del bien y del mal, tienen capacidad limitada de relacionar loe eventos en el tiempo.
Con estos conocimientos seremos capaces de interpretar de forma correcta lo que nuestro perro intenta decirnos o algunos comportamientos que de otra forma consideraríamos extraños.


Como se comunica un perro

Se debe observar que, aunque el lenguaje del perro sea codificado y tenga significados precisos, es posible que cada propietario establezca códigos alternativos diferentes con su perro, como si se tratara de un lenguaje que solo funciona entre ellos. Muchos propietarios son capaces de interpretar lo que su perro quiere comunicar  y muchos perros también pueden hacerlo con sus amos a veces sin necesidad de códigos, por convenciones, enlaces emocionales, costumbres que nos hacen creer que pueda existir el famoso sexto sentido del animal.
A parte existen las formas corrientes de comunicación que observamos a continuación.


  • Comunicación visual y gestual.
Aunque la vista no sea el sentido más desarrollado de los perros (de hecho es menos preciso que en el hombre), es un elemento importante en la comunicación considerando sobre todo los rituales de encuentro entre perros. 

-         Encuentro entre dos perros
Si observamos con atención dos perros que se encuentran, obtendremos informaciones acerca de su estatus jerárquico. Si los dos son del mismo rango se acercarán con orejas y colas erguidas pero sin señales de amenaza porque no deben demostrar nada y no quieren ser una amenaza por el estatus del otro. En caso de perros correctamente socializados, se pasará al olfateo de la zona genital para obtener información adicional. A este punto es posible que no pase nada o que uno de los dos intente demostrar su superioridad. En este caso puede empezar una pelea para la conquista de la posición de leader. Por esta razón es importante socializar correctamente todos los animales y en caso de encuentro con perros que no se conocen, controlarlos hasta que no se hayan configurado bien los roles de los dos.
En caso de encuentro entre perros de estatus diferente, el de rango inferior demostrará su sumisión con posturas codificadas, agachándose lo más posible al suelo, ofreciendo su zona genital para que el otro pueda olfatearla y en algunos casos se tumbará boca arriba.
Si se encuentran dos cachorros normalmente no habrá problemas de jerarquía y se pondrás a jugar, mientras si un cachorro se encuentra con un animal mayor podrá demostrarse demasiado entusiasta y ganarse un gruñido o una patada por parte del perro mayor.

Más específicamente cada movimiento de síngalas partes del cuerpo o posturas generales pueden transmitir mensajes al receptor atento. Considerando por separado las partes del cuerpo del animal podremos reconocer señales simples que se acompañan a otros movimientos o posturas en mensajes más complejos.

Por ejemplo la cola representa un elemento fundamental y se ha demostrado que animales que carecen de este elemento por selección genética o en los cuales se ha amputado, deben recurrir a la exageración de otros tipos de postura para comunicarse.
Otro elemento a considerar es la raza: cada una de las razas seleccionadas por el hombre ha desarrollado características morfológicas propias: por lo tanto existen razas que llevan colas erguidas y otras en las cuales la larga cola se lleva pendiente. En todos estos casos podremos considerar las posturas en general para obtener información.
En general si el perro mueve la cola se considera un síntoma de alegría: un movimiento rápido indica saludo, si la cola dibuja grandes círculos indica que el perro nos invita a jugar, aunque hay situaciones en las cuales si la cola está erguida y el perro la mueve puede significar que debemos ir con cuidado en acercarnos al perro. Otra postura interesante de la cola se encuentra en el ritual de encuentro entre perros: la cola se llevará horizontal y extendida, erguida para transmitir seguridad y baja en caso de sumisión o inseguridad.

Otro elemento importante de la comunicación son las orejas. También en este caso existe una variabilidad morfológica que hace más difícil la interpretación de señales que se expresan con el movimiento de ellas. En caso de orejas no colgantes, podemos considerar que el perro las lleva erguidas en caso de atención, rotando los pabellones hacia la fuente de la señal auditiva. Si las orejas están orientadas hacia atrás, puede significar que el perro tiene miedo o está en una condición de indecisión.

A través de los ojos se puede establecer una relación visual importante. Es importante observar que la mirada del amo representa una fuente de satisfacción por el perro: mirarlo significa que estamos por él, que tiene nuestra atención y aprobación. Por esta razón si lo miramos mientras está desarrollando un comportamiento indeseado, el perro interpretará que lo está haciendo bien. Un ejemplo es que cuando estamos a la mesa y el perro nos pide comida, si lo miramos se acerca, interpretando que lo estamos llamando para darle lo que quiere. La mejor forma de extinguir un comportamiento indeseado es ignorarlo.
Por otra parte cuando el perro nos mira también quiere comunicarnos algo. Una mirada fija puede indicar que nos está desafiando mientras apartar la mirada significa que quiere evitar un enfrentamiento (no debemos confundir esta mirada con sentimientos de culpabilidad que el perro no posee). 

Podemos además reconocer posturas complejas de miedo, agresividad y posible ataque, además de las que hemos mencionado de dominancia y sumisión, que, además que con los de su misma especie, los perros pueden utilizar también con el hombre.
Las posturas de miedo se manifiestan con temblores, orejas bajas, cola entre las piernas y pueden confundirse con las de sumisión excepto por los temblores, y evidentemente la situación. Un animal miedoso no debe ser confundido por inofensivo. Es posible que pueda atacar por la carga emocional que aporta el mismo miedo. Un perro miedoso no debe ser acariciado o mimado por su amo: las caricias y los mimos refuerzan el comportamiento y el animal aprende que de esta forma obtendrá la atención de su amo.
La agresividad tiene diferentes grados: desde el mostrar los dientes y los gruñidos, hasta el verdadero ataque durante el cual el perro lleva las orejas y desplaza todo el cuerpo hacia atrás para disponerse a atacar.






¿Por qué se comporta así?
Algunos comportamientos del perro que a primera vista parecen sin ningún significado, en realidad pueden ser explicados y comprendidos a la luz de su forma de comunicarse. Quizás si reconocemos estos comportamientos estaremos capacitados para relacionarnos mejor con nuestro amigo, entenderlo y saber actuar en consecuencia.

¿Por qué lame?
Necesita calor y cercanía con otros seres;
Reduce las tensiones agresivas en el dominante.

¿Por qué mueve la cola?
Para equilibrar la energía en caso de excitación;
Para manifestar su alegría y satisfacción;
Saludar.

¿Por qué salta sobre las personas?
Obtener atención;
Saludar.

¿Por qué da pequeños mordiscos?
Instinto de pastoreo;
Juego.

¿Por qué da la pata?
Es una petición de juego o atención al dominante: también se ha observado este comportamiento en perros sumisos hacia perros dominantes.

¿Por qué se sacude?
Es una forma de aumentar el riego sanguíneo y tonificar los músculos antes de empezar una actividad.

¿Por qué sacude objetos?
Es un movimiento instintivo que refleja un instinto de caza: se sacude una presa para matarla o desgarrarla. Los perros lo hacen sobre todo con juguetes ligeros y muñecos.

¿Por qué se persigue la cola?
Es posible que lo haga por aburrimiento y porqué se le proporciona poco ejercicio y compañía. Por falta de estímulos a su alrededor, el perro percibe su cola como la única cosa que se mueve a su alrededor.

¿Por qué mira hacia otro lado si lo reñimos?
El perro asocia la mirada fija como un signo de desafío: apartando la vista intenta calmarnos, decirnos que es sumiso y no quiere pelea. Normalmente este comportamiento también se asocia a una postura de sumisión que el dueño confunde con culpabilidad. Si castigamos al perro en esta situación lo despistamos: no entiende el porque del castigo si él está sumiso.

¿Por qué ladea la cabeza?
Es una forma para que los sonidos lleguen al oído del perro con más claridad.

¿Por qué da vueltas antes de tumbarse?
Es un comportamiento heredado de los antepasados: en la naturaleza un perro debe escoger un lugar para tumbarse. Dando vueltas se asegura que al tumbarse no habrá piedras, ramas u objetos molestos y además aplanará la superficie para que sea más cómoda.




  • Comunicación auditiva
 La comunicación a través de diferentes sonidos es quizás la más conocida por el hombre. Los sonidos más comunes que emite un perro se pueden clasificar en:
Ladridos;
Gruñidos;
Gemidos;
Aullidos.

Además de estos sonidos básicos, se deben considerar el tono y el número de repeticiones de cada uno de ellos. El tono es un complemento de la comunicación a través de sonidos. Puede ser grave normalmente en caso de aviso o menaza, agudos en caso de alegría, aunque si llegan a muy agudos pueden significar dolor.
Las repeticiones también pueden completar los sonidos anteriores. Si el sonido se repite de forma rápida puede indicar que el animal está excitado, mientras que sonidos prolongados pueden significar que el perro quiere avisarnos de algo.

El ladrido
Representa el rey de los sonidos del perro que caracteriza la especie. Aunque por mucha gente un perro que ladra es sencillamente una molestia, el ladrido puede manifestarse de formas diferentes que pueden informarnos sobre lo que el perro quiere comunicarnos.

ü      Un ladrido corto, agudo, como un grito: se acompaña a dolor o pánico;
ü      Un ladrido único y seco: puede indicar petición por ejemplo de comida si se acompaña a una mirada a la cara del propietario y a otra hacia por ejemplo el plato de comida;
ü      Uno o dos ladridos secos: indican una situación de saludo, el perro comunica interés. Se acompaña a movimientos horizontales de la cola;
ü      Ladridos repetidos rápidamente; quieren avisar de un posible peligro. El perro mira hacia el posible peligro con las orejas erguidas y el pelo erizado;
ü      Ladridos prolongados interrumpidos por pausas: indican aburrimiento. Son comunes en perros que pasan mucho tiempo solos;
ü      Un ladrido largo y mantenido: indica que el perro nos invita a jugar;


El gruñido
Siempre se suele asociar a situaciones desagradables por el perro y en la mayoría de los casos es así. El perro gruñe frente a situaciones de inseguridad o miedo con gruñidos de intensidad variable, mientras que gruñidos de intensidad baja son signos de agresividad, sobre todo si son acompañados de la postura de enseñar los dientes. En este caso el ataque puede ser inminente. Cuando gruñidos bajos se acompañan a ladridos, el ataque puede ser algo más retrasado: el perro no tiene bastante miedo para escapar, pero tampoco tiene claro que qui8ere atacar.
Una situación diferente se da en el caso del perro que juega, por ejemplo, a estirar una cuerda o un trapo. En este tipo de juego el perro gruñe simulando lo que haría en una pelea de verdad. No es aconsejable estimular estos tipos de juego violento en los perros.

El gemido
Es utilizado por el perro para pedir, sobre todo atención. Si los gemidos se desvanecen hacia el final pueden significar espera o inquietud por ejemplo de la comida, del paseo o del juego. Los cachorros emiten gemidos para llamar a la madre y pedirle cuidado y calor. Los perros adultos pueden emitir gemidos también si los encerramos por ejemplo en el jardín, siempre por la misma razón que los cachorros con su madre. Puede representar también, acompañado por posturas de sumisión, la forma con la cual un individuo sumiso intenta evitar agresiones por un dominante.

El aullido
Representa una forma de comunicación más propia de los lobos para comunicar con su manada y organizar el grupo. Un animal dejado solo puede aullar para indicar su posición al resto del grupo o transmitir que ha encontrado una presa. En los perros es menos frecuente aunque es un sonido que pueden emitir cuando los dueños los dejan solos como recuerdo ancestral de llamada a su manada. El aullido puede presentarse también como respuesta a sirenas de ambulancias o bomberos presuntamente porque el perro las interpreta como aullidos de sus congéneres.

Otros sonidos menos comunes pueden ser chillidos que el animal puede emitir cuando está satisfecho y feliz. Son sonidos muy agudos y breves.

  • Comunicación olfativa
Para los humanos representa el tipo de comunicación más difícil de entender. A este nivel existen diferencias tan marcadas entre especie humana y canina que es imposible imaginar el mundo desde la perspectiva de los perros. Ellos viven inmersos en un mundo de olores complejo que tienen significado y les transmiten informaciones preciosas sobre el ambiente y sus habitantes. Estos olores, representados por las feromonas, son una fuente fundamental de información: los perros pueden conocer el estado reproductivo de una posible pareja, el estado jerárquico, el estado fisiológico, la edad y muchas más informaciones que aún no podemos comprender. Las feromonas son capaces de alterar el estado psicológico de un animal y por esta razón a veces podemos observar cambios repentinos en posturas, miradas, alteración de la atención, aparentemente sin explicación. Las fuentes de feromonas se encuentran en diferentes partes del cuerpo del animal: las glándulas perianales y supracaudales, las podales y la faciales y peribucales. A través el frotamiento de estas glándulas los perros dejan sus marcas para que los demás puedan a su vez obtener información.
Los perros además son capaces de percibir olores diferentes con una sensibilidad muchísimas veces superior a la de los humanos. Gracias a esta asombrosa capacidad pueden trabajar con el hombre en detectar olores por ejemplo de drogas, explosivos o rescatar personas atrapadas en caso de desastres ambientales. Los perros de trabajo representan hoy en día la primera elección en estas situaciones y la tecnología todavía no ha podido superar la perfección que la naturaleza ha otorgado a estos seres vivientes.  


Reglas de oro en la comunicación con el perro

Aprender a usar la voz: las evidencias demuestran que los animales son más sensibles a nuestro tono de voz que a las palabras que pronunciamos. De hecho son más propensos a obedecer a tonos bajos de voz, como por ejemplo los de un hombre respeto a los de una mujer. Por tanto si reñimos un perro utilizando un tono cariñoso obtendremos exactamente el efecto contrario. Tampoco gritarle tiene efecto: el sensible oído del perro puede percibir muy bien los sonidos. Solo conseguiremos asustarle. Si no nos escucha no depende de que no nos oiga, probablemente no sabemos hablarle.  

Saber utilizar los comandos: es mejor utilizar palabras cortas respeto a frases. Los perros entienden un vocabulario restringido y por supuesto son ajenos a las reglas gramaticales…Para hacerle entender que no queremos que haga algo un “NO” seco con tono decidido será suficiente.

Evitar el castigo: en la mayoría de los casos el castigo se utiliza mal y se abusa de él con la consecuencia que el perro se vuelve miedoso y hasta agresivo. El castigo en muchos casos rompe los enlaces emocionales de forma irreparable. Utilizar métodos positivos de adiestramiento puede ser más difícil pero a la larga  compensa al animal y al dueño y fortalece su relación.

Coherencia: en la comunicación debemos intentar enviar mensajes claros y coherentes. Si tres veces dejamos que el perro haga una cosa y una no, él no entenderá si puede o no puede hacerlo. Es importante que toda la familia se ponga de acuerdo sobre este punto.

Ponerse al mismo nivel: otorgar al perro emociones y facultades humanas puede dificultar la comunicación. Debemos utilizar nuestros conocimientos y nuestra superioridad intelectual para ponernos a nivel del perro. Si lo conseguimos no habrá errores ni falsas interpretaciones.

No conferir al perro emociones humanas: culpabilidad, remordimiento, venganza, son solo algunas de las emociones que no caracterizan los perros y que, quizás por los personajes del cine, de la televisión o de los cuentos, tendemos a asociar a ellos.

Ser consciente de los límites de nuestro perro: no obstante sus capacidades excepcionales, los perros tienen limitaciones. Conocerlas nos ayudará a no pretender demasiado de ellos.

Saber observar: como los buenos etólogos, podemos observar el comportamiento de nuestro perro. A parte los mensajes codificados genéticamente, cada sujeto es un mundo y su carácter depende sí de los genes pero también de sus experiencias individuales y de la forma de interactuar con el ambiente. Además descubrir comportamientos que solo nuestro perro manifiesta lo hace único e insustituible.

Saber interpretar: después de observar es importante procesar la información de forma correcta. Por esto es importante aprender un vocabulario que nos permita interpretar correctamente los mensajes que recibimos de nuestro amigo sin equivocaciones.

Conocer para saber actuar: informarnos, leer mucho, intercambiar experiencias, preguntar a profesionales. Cuanto más conozcamos sobre los perros mejor. Descubriremos un mundo diferente y quizás aprenderemos que después de todo nosotros también llevamos dentro  un mundo de instintos y sensaciones que nos acercan a los animales y a la naturaleza.




(Revista "Perros & Compañía" octubre 2010 - nº 197)

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